miércoles, 30 de enero de 2008

La Mirada de Chatwin


La prosa de Chatwin nos regala las mejores conclusiones que un hombre puede sacar de rostros ajenos. Por eso, invita a concatenar dos aforismos conocidos: “toda descripción es un asunto moral” y “ética y estética son lo mismo”. Su capacidad de observación sólo es comparable con su prosa exquisita. Ambas destrezas combinadas son capaces de crear prodigios: impiden que la ironía se torne superflua, establecen con precisión el efecto cromático que se produce en el ala de un albatros de pecho pintado cuando alza vuelo sobre una laguna negra, o lo que es mejor, permiten conocer a los hombres por las señales que la vida ha dejado en ellos. Es ésta una destreza fabulosa.

Las marcas pueden ser cierta inflexión al hablar un idioma, una costumbre heredada como un fenotipo resistente, o el efecto que causó un paisaje natal en el semblante de un migrante crónico. Las personas se vuelven expresiones inequívocas de sí mismas, y Chatwin opera como una perfecta máquina de traducción, metáfora fallida en tanto no quiero sugerir mecanicidad ni maquinismo (ya que algo en la habilidad de Chatwin nos hace pensar que en esto radica la esencia de lo humano: no hay personas inescrutables, todos cargamos superficialmente las huellas de lo que ha forjado nuestro carácter y constitución). Nos enteramos así de desgracias y amores, de gustos gastronómicos, de la forma en la que se puede servir la sal en la mesa y lo que eso revela del comensal.

Son dos, en realidad, los libros que acabo de leer y quisiera recomendar fanáticamente, sobre todo si por ahí algún lector es periodista o estudiante de: el clásico ‘En la Patagonia’, imperdible vagancia por la región más austral de Sudamérica en busca de una leyenda familiar, fósiles patagónicos, el mito de la Pandilla Salvaje y decenas de freaks reunidos en el fin del mundo (quiero decir, en busca de historias, Chatwin es ante todo un storyteller); y el menos conocido ‘¿Qué hago yo aquí?’, compilación de artículos, ensayos y reportajes de una delicia literaria única. De ésta última obra, póstuma, es imposible no mencionar tres piezas en especial: la entrevista a André Malraux; el retrato de María Reiche en Nazca (perdonen el chauvinismo); y el encuentro en Ghana con Werner Herzog, en plena grabación de ‘Cobra Verde’ (adaptación de su novela ‘El virrey de Ouidah’).

La cita de 'En la Patagonia’:

“Conversábamos hasta altas horas de la noche, discutiendo si nosotros también tenemos, o no tenemos, nuestros viajes programados en el sistema nevioso central. Ésta parecía ser la única manera de explicar nuestro desasosiego…”

La cita de ‘¿Qué hago yo aquí?’:

“(Herzog) Era también la única persona con la que pude mantener una conversación sobre lo que podríamos llamar el aspecto sacramental del paseo. Ambos compartíamos la idea de que el paseo no sólo es terapéutico en sí, sino que es una actividad poética que puede curar al mundo de sus males”.

La recomendación: Podría ser ‘Among the Believers’ de V.S. Naipaul, o tal vez un clásico de Paul Bowles, pero indagando sobre Chatwin llegué a un relato de su funeral (murió de SIDA aunque en el momento se esquivase la causa), descrito por Martin Amis en ‘Visitando a Ms. Nabokov’, un volumen interesante, ligero y divertido. Amis cuenta que, como las exequias se celebraron el mismo día en el que el ayatolá Jomeini decretó la fatwa contra Salman Rushdie, Paul Theroux se permitió una broma en plena misa: “¡Salman, la semana que viene tendremos que volver por tu culpa!”.

La pregunta: Chatwin, en los agradecimientos, menciona a Mónica Barnett (o Barlett), “de Lima”, quien habría escrito un libro sobre su común antepasado y co-protagonista de ‘En la Patagonia’, Charley Milward. La he googleado sin éxito. ¿Alguien tendrá una pista de su paradero?

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3 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Decía Chatwin: "man's real home is not a house but the road".

30 de enero de 2008, 17:50  
Anonymous Anónimo ha dicho...

me topé con la biografía de Chatwin esrita por Nicholas Shakespeare.transcribo el inicio de un párrafo del capítulo I: "Gone to Patagonia":

He flew first to Lima, in order to talk to Milward´s daughter. Monica
Barnett was a former journalist who had started to put together Milward´s sea stories with the idea of publication. She was reluctant to turn Bruce loose on her father´s papers, among them a 258-page journal of his life at sea. While permitting him to make rough notes,she insisted that he did not remove this manusript from the house.

After Bruce´s visit, Monica rang up Margharita and was enthusiastic
about her charming, unconventional second cousin

6 de febrero de 2008, 15:52  
Anonymous Anónimo ha dicho...

¿No será Monica Barnett un personaje ficticio? recuerden que Chatwin era muy amante de ciertas licencias, lo que le ha valido algunas criticas, ademas que de algun modo las advierte en su introducción
Saludos
Casagris

7 de mayo de 2008, 10:32  

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